Situado sobre un monte en pleno centro de la ciudad. Junto con el Molino de Sagrera, ambos son molinos de grano en desuso, con aire pintoresco, que están situados en pequeñas colinas desde donde se divisa la ciudad. Se accede a ellos subiendo por estrechas y sinuosas calles. Sus largas aspas de lona, que el suave viento del mar hace girar pausadamente, forman parte del paisaje aguileño.